Memoria Internacional 2021 > Presentación
Desde que se creó Médicos Sin Fronteras (MSF) hace cincuenta años, nuestro objetivo ha sido aliviar el sufrimiento de otras personas y proporcionar atención médica a quien más la necesitara. 2021 no fue una excepción. A pesar de todos los desafíos que trajo la pandemia de COVID-19, nuestros equipos realizaron su trabajo en más de setenta países, en algunas de las regiones de más difícil acceso del mundo.
La COVID-19 se apoderó de la atención y los recursos de muchos países de rentas altas, pero sus efectos directos e indirectos también se sintieron en lugares en los que los sistemas de salud ya eran débiles. Utilizamos nuestra experiencia en epidemias para ayudar a los países que se esforzaban por combatir la COVID-19 y otras crisis sanitarias.
La pandemia también resaltó la tremenda desigualdad existente en el acceso a las vacunas vitales. Mientras que los países de rentas altas conseguían avances en la lucha contra el virus comprando miles de millones de dosis y desplegando campañas de vacunación masivas, una mínima parte de tales vacunas se destinaba a países de rentas bajas; esto dejó desprotegidas muchas personas, incluyendo a los equipos sanitarios que trabajaban en primera línea contra el virus, las personas mayores y las clínicamente vulnerables. Ante esta inaceptable situación, MSF organizó campañas durante el todo año en defensa de la igualdad en el reparto de las vacunas y en contra de las patentes y monopolios que limitaban el acceso a vacunas, tratamientos, pruebas y demás herramientas contra la COVID-19.
Al mismo tiempo, nuestros equipos respondieron a brotes de otras enfermedades y a desastres naturales, realizaron cirugías en zonas de conflicto, trataron a niños con desnutrición, ayudaron a que las mujeres dieran a luz de forma segura y proporcionaron atención médica y asistencia humanitaria a quienes huían de la violencia, la inseguridad y la miseria.
Nuestros equipos, en distintas partes del mundo, vivieron incidentes en los que su seguridad se vio amenazada o afectada mientras trataban de brindar la tan necesaria ayuda médica y humanitaria. En junio, la tragedia nos golpeó: tres compañeros fueron asesinados brutamente en Etiopía. María Hernández Matas, Tedros Gebremariam Gebremichael y Yohannes Halefom Reda se desplazaban en coche por la región de Tigray (en el norte), para ayudar a personas que habían resultado heridas en los intensos combates, cuando su vehículo, claramente identificado con las enseñas de MSF, fue detenido por la fuerza. Los cuerpos de nuestros compañeros fueron encontrados al día siguiente. Pasado más de un año de sus asesinatos, seguimos sin saber con total certeza lo que sucedió y seguimos buscando respuestas.
Durante 2021, la emergencia climática se intensificó: las inundaciones en Sudán del Sur sacaron de sus casas a casi un millón de personas, la meteorología cambiante en Nigeria echó a perder las cosechas y provocó un aumento de la malaria, y huracanes y tifones destruyeron pueblos y aldeas desde Haití hasta Filipinas.
Desarrollamos nuestra labor por todo el mundo y por eso sabemos que la crisis climática afecta en mayor medida a las personas con más necesidades y más vulnerables. También sabemos que debemos colaborar y abordar esta crisis. En 2020, adoptamos un pacto medioambiental, según el cual habremos reducido nuestra huella de carbono en un 50% para 2030.
En 2021, también seguimos reflexionando sobre los problemas de diversidad, inclusión y control de los comportamientos abusivos e inapropiados dentro de MSF. En 2020, lanzamos un plan para abordar el racismo y la discriminación institucional en nuestra organización. Nuestro informe de progresos, de febrero de 2022, identificó las áreas en las que logramos avances y aquellas en las que aún tenemos que mejorar. Estamos en el camino correcto, pero todavía necesitamos tomar medidas más fuertes para garantizar que se investigue cada denuncia de abuso o discriminación que presenten miembros del personal o pacientes, y para asegurar que las personas responsables afronten las consecuencias.
Mientras nos esforzamos por ser el MSF que queremos ser, debemos continuar reflexionando y practicando la autocrítica; debemos reconocer nuestros errores e intentar ser mejores. Nunca llegaremos a la conclusión de que “ya hemos hecho bastante” o “el resultado ya es suficientemente bueno”. Sentimos la misma ambición de siempre, si no más, respecto a todo lo que queremos lograr en el futuro.
Si bien ha habido muchos cambios desde que MSF se fundó cincuenta años atrás, nuestro compromiso principal sigue siendo el mismo: solidarizarnos con las personas más necesitadas, aliviar su sufrimiento y dar a conocer lo que presenciamos. Nunca dejaremos de hacerlo.