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Cholera vaccination campaign in Lebanon
Memoria Internacional 2022

Un ciclo letal: desnutrición y brotes de enfermedades en todo el mundo

Aunque los casos de COVID-19 comenzaron a disminuir en 2022, fue un año excepcionalmente difícil. Los conflictos, los fenómenos meteorológicos extremos y el aumento del precio de los alimentos han afectado, en todo el mundo, a la capacidad de las personas para acceder a la atención médica, incluidos los programas de inmunización rutinaria, y también han contribuido a aumentar los brotes de enfermedades prevenibles, como el sarampión, el cólera y la desnutrición.

A lo largo del año, Médicos Sin Fronteras (MSF) trabajamos para responder a estas crisis simultáneas y realizamos campañas de vacunación para millones de personas y proporcionamos diagnóstico y tratamiento para el cólera, el sarampión, la fiebre amarilla, la meningitis, la hepatitis E y la diarrea aguda, entre otras enfermedades que afectaban a personas en todo el mundo. 

Epidemias  

Durante años, pero especialmente desde la pandemia de la COVID-19, muchos sistemas de salud se han esforzado por combatir numerosas enfermedades emergentes y reemergentes y, al mismo tiempo, mantener los servicios de salud básicos. Así, las interrupciones de la atención médica dejaron a más de 25 millones de niños y niñas de todo el mundo sin recibir la vacunación rutinaria contra difteria, tétanos y tos ferina en 2021, y se esperan cifras similares en 2022.

Los brotes de sarampión siguen aumentando, incluso en países con ingresos altos, como EE. UU. Se estima que más de 61 millones de dosis de la vacuna contra el sarampión se pospusieron o se omitieron debido a retrasos relacionados con la COVID-19 en las actividades de inmunización complementaria en 18 paíseshttps://www.cdc.gov/globalhealth/measles/data/global-measles-outbreaks.html .Según los datos de vigilancia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cantidad de países que tuvieron brotes graves y perturbadores aumentó de 19 en 2021 a 29 en 2022.

Desde mediados de 2021, hay un aumento muy preocupante del cólera, en términos del número de casos y muertes y del tamaño y la concurrencia de los brotes. La enfermedad se ha propagado de manera alarmante en países en los que no existió durante muchos años, como Haití, Líbano y Siria, donde factores como el conflicto, la migración forzada, la crisis económica y la pandemia de la COVID 19 afectaron las condiciones de vida y la prestación de atención médica. 

En los países en los que el cólera es endémico y donde se ha trabajado arduamente en los últimos años para prevenir y controlar los brotes, se frustraron sus esfuerzos. A finales de 2022, 30 países tuvieron brotes de cólera sin precedentes y, a 20 de marzo de 2023, al menos 24 países seguían reportando casos (figura 2). En la mayoría de los países en los que trabajamos, nuestros equipos siguen apoyando la respuesta al cólera mediante actividades preventivas y curativas, incluidas la vacunación, el diagnóstico, el manejo de casos y el suministro de agua y saneamiento. 

Figura 2: Situación mundial de las epidemias activas de cólera y diarrea acuosa aguda a 20 de marzo de 2023https://cdn.who.int/media/docs/default-source/2021-dha-docs/20230320_multi-country_outbreak-of-cholera_sitrep-1.pdf?sfvrsn=a3b1e2af_3&download=true

A medida que la emergencia climática empeore, aumentarán los fenómenos meteorológicos extremos, como las inundaciones y las sequías, lo que provocará nuevas oleadas de desplazamientos debido a las condiciones ideales para que surjan brotes de enfermedades transmisibles, como el cólera. A menos que invirtamos en sistemas que fomenten la preparación y la resiliencia de las personas en situación de riesgo, aumentemos la cobertura de vacunación y establezcamos fuentes confiables y seguras de agua y saneamiento, el mundo deberá responder a brotes más frecuentes y extensos a corto y largo plazo.

MSF redobla su respuesta en medio de una crisis de desnutrición 

El aumento de la desnutrición fue otra emergencia de salud interrelacionada que nuestros equipos enfrentaron en 2022. El deterioro de la seguridad alimentaria, provocado por las sequías y las inundaciones, los conflictos, los altos precios nacionales de los alimentos y el aumento de las enfermedades, exacerbado por la escasez de recursos a nivel mundial, contribuyó al gran aumento de la cantidad de niños y niñas desnutridos que tratamos en nuestros centros sanitarios a lo largo del año. La desnutrición hace que los niños sean más susceptibles a enfermedades infecciosas, ya que afectan el sistema inmunitario, mientras que enfermedades como el cólera reducen la ingesta de nutrientes y aumentan la probabilidad de que sufran desnutrición. 

Como resultado de la baja seguridad alimentaria y la mala atención médica en 2022, la cantidad de niños desnutridos que MSF tratamos como pacientes ambulatorios se duplicó en comparación con el año anterior, y la cantidad de niños hospitalizados aumentó más del 50%. En total, nuestros equipos trataron a más de medio millón de niños por desnutrición.

A nivel mundial, aumentó la brecha entre las necesidades y la financiación, por lo que, en algunos lugares, MSF fuimos el principal proveedor de atención médica. En la región noroeste de Nigeria, por ejemplo, debido a la inseguridad, la financiación deficiente y la falta de atención médica preventiva, el riesgo de desnutrición era alto. Además de responder a los repetidos brotes de sarampión, malaria y enfermedades diarreicas, nuestros equipos trataron a más de 200.000 pacientes por desnutrición. MSF también proporcionamos tratamiento a decenas de miles de pacientes desnutridos en otros países, como Chad, Niger, República Democrática del Congo y Somalía, donde nuestros equipos observaron situaciones similares.

Sin embargo, estas preocupantes cifras no reflejan necesariamente la verdadera situación de la comunidad, ya que durante las emergencias, el acceso a los servicios esenciales suele estar gravemente obstaculizado por muchos factores sociales y ambientales, incluidos los conflictos o las inundaciones, por lo que grupos grandes de personas con riesgo de sufrir desnutrición quedan desatendidos. MSF realizamos varias evaluaciones, incluso en Nigeria, donde en algunas zonas inseguras descubrimos que hasta una quinta parte de los niños estaban gravemente desnutridos. La situación fue igualmente grave en Somalia, ya que sufrió su peor y más prolongada sequía en 40 años.

Como todos los factores que generan emergencias sanitarias son estructurales y la financiación suele ser limitada en estos países, es poco probable que la situación cambie si no se toman medidas significativas para abordar las brechas. Esta grave emergencia de salud no se informa en gran medida, ya que otros eventos globales de gran envergadura, como la guerra en Ucrania, acaparan la atención mundial. Por este motivo, MSF continuamos solicitando una mayor respuesta internacional para abordar estas necesidades urgentes. 

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