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MSF supported Al-Shaboura clinic in Rafah, south of Gaza.
Memoria Internacional 2023

Adaptar nuestra respuesta en el fragor de la batalla

En los últimos años, hubo un aumento de la cantidad de guerras y del uso de la violencia extrema en todo el mundoÍndice de conflictos de ACLED, https://acleddata.com/conflict-index/. Ayudar a las personas afectadas por conflictos ha sido durante mucho tiempo uno de los objetivos de nuestras operaciones en Médicos Sin Fronteras (MSF) y, tras cada respuesta, hemos reflexionado y debatido intensamente sobre los éxitos y las deficiencias de nuestras acciones con el objetivo de estar mejor preparados para la próxima respuesta. 

Sin embargo, cada nueva guerra plantea retos diferentes. Aunque se espere que respondamos siempre de la misma manera —lanzando grandes operaciones, operando a personas heridas de guerra y brindando ayuda humanitaria a las personas desplazadas en lugares remotos a los que no llegan otros proveedores de ayuda—, la realidad es que debemos adaptar nuestras actividades a cada contexto particular. 

Tres guerras recientes ilustran los tipos de problemas a los que pueden enfrentarse nuestros equipos, lo que determina el alcance y la naturaleza de nuestras operaciones. 

El primer problema es el acceso: cuando las autoridades simplemente no quieren que trabajemos en un país, o en alguna parte del mismo, y no nos dan los permisos necesarios para lanzar una respuesta eficaz. Esto puede ocurrir cuando las autoridades no quieren que se brinde atención médica a los combatientes de un grupo contrario o a las personas que viven bajo el control de ese grupo. También pueden denegar el acceso si no quieren que personas ajenas presencien lo que ocurre en una zona concreta o si no quieren que una organización extranjera trabaje en el sector sanitario.

El acceso ha sido un problema importante para MSF en Sudán. Desde que estalló la guerra en abril de 2023, no nos han concedido las visas y otras autorizaciones necesarias para responder eficazmente a las inmensas necesidades, especialmente en el estado de Jartum. Esto nos obligó, en octubre de 2023, a suspender temporalmente las actividades quirúrgicas en uno de los hospitales que apoyamos en la capital, donde la atención médica ya era muy insuficiente en una ciudad que alberga a unos tres millones de habitantes y que sigue siendo una zona de combate muy activa. Debido al bloqueo militar de la atención traumatológica, nuestros equipos se han visto limitados a trabajar, con una fracción de la capacidad, en algunos de los lugares donde sabemos que las personas necesitan ayuda urgente

Sin embargo, cada nueva guerra plantea retos diferentes. Aunque se espere que respondamos siempre de la misma manera, la realidad es que debemos adaptar nuestras actividades a cada contexto particular.
Illustration of fightings in Khartoum, Sudan

El segundo problema es la seguridad: cuando no podemos garantizar la seguridad de nuestros equipos. Esto puede ocurrir en zonas donde los combates son demasiado intensos y no hay un espacio seguro para trabajar o si una o varias de las partes en conflicto deciden atacarnos, ya sea a nuestros equipos u hospitales, o secuestrar a nuestros colegas. 

Las condiciones de seguridad en Gaza desde que comenzó la guerra el 7 de octubre de 2023 son de las más extremas en las que MSF ha tenido que trabajar. Ningún lugar está a salvo de los bombardeos israelíes, ni siquiera los hospitales. La mayor parte de ellos han sido dañados o destruidos y han dejado de funcionar. Nuestro personal y sus familiares han sido asesinados en casa, de camino al trabajo, en hospitales y en refugios. Trabajar en medio de tanta violencia es prácticamente imposible y, aunque MSF sigue brindando atención médica vital, la magnitud de las necesidades en una guerra tan brutal supera con creces nuestra capacidad de respuesta.

El tercer problema quizás es menos obvio: nuestra relevancia. Nuestra función consiste sobre todo en cubrir los vacíos en la atención médica. A veces, el sistema sanitario nacional —o el sistema de ayuda internacional— puede cubrir la mayoría de las necesidades en determinados contextos, incluso en guerras totales. Por lo tanto, aunque parezca que la experiencia de MSF podría ser beneficiosa para una situación, a veces nos cuesta determinar qué tipo de actividad podría aportar valor añadido. Otra posibilidad es que no podamos hacer lo que habíamos previsto inicialmente y optemos por no participar de otra manera. La pregunta entonces es: ¿tenemos que insistir en trabajar en todas las zonas de conflicto, incluso a costa de hacer más en otros lugares?

Medical evacuation from Kherson
La enfermera Halyna Milovus comprueba la tensión arterial de un paciente en nuestro tren de evacuación médica. Se trata de uno de los 150 pacientes evacuados de Jersón tras sufrir un bombardeo en el hospital en el que se encontraban. Los pacientes fueron trasladados a otros centros sanitarios de Ucrania. Jersón, Ucrania, octubre de 2023.
Verity Kowal/MSF

Ucrania es un ejemplo interesante de esta situación. Aunque la guerra ha causado una gran cantidad de víctimas y repetidas oleadas de desplazamientos, el sistema sanitario nacional ha podido seguir funcionando en gran medida. Además, la enorme ayuda internacional ha permitido cubrir la gran mayoría de las necesidades. En consecuencia, nuestros equipos han tenido que innovar y han puesto en marcha proyectos como un tren hospitalario, así como aportar nuestros conocimientos especializados en servicios como la fisioterapia. Sin embargo, a pesar de estos éxitos, cerramos algunos proyectos en Ucrania para enviar recursos a otros lugares del mundo donde creemos que las necesidades son más apremiantes.

Por supuesto, estos problemas no se generan de forma aislada. En Ucrania, por ejemplo, nuestros problemas de relevancia están relacionados con el acceso: el hecho de que las autoridades prefieran tomar la iniciativa en el tratamiento de las personas heridas del ejército significa que no solemos proporcionar ayuda directa y vital en los hospitales. Además, el alto nivel de riesgo en el frente de combate, donde los hospitales sufren ataques de manera frecuente, significa que tenemos menos deseo de ejecutar proyectos que no salven vidas. No creemos que los riesgos para el personal merezcan la pena en comparación con los beneficios que aportaría el proyecto.

Todos estos problemas se entrecruzan y marcan los límites de lo que somos capaces de hacer en MSF en entornos de guerra. El espacio que nuestra organización y otros logran negociar con las partes enfrentadas a veces se denomina “espacio humanitario”. No se trata necesariamente de un espacio físico en un mapa, si bien esto influye en dónde podemos trabajar. El espacio humanitario es el margen de maniobra que nos queda una vez que se tienen en cuenta las restricciones políticas y militares, los problemas de seguridad y la capacidad del sistema sanitario existente. Es en este espacio donde decidimos cuál es la mejor manera de emplear nuestras capacidades —y el dinero de nuestros donantes— para ayudar a quienes hoy se ven atrapados en guerras en todo el mundo.

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