3,100
3,1
Médicos Sin Fronteras siguió dirigiendo clínicas móviles en la línea del frente, al tiempo que incrementaba sus actividades de atención médica y psicológica para las poblaciones de desplazadas y locales en las zonas controladas por el Gobierno ucraniano.
Los psicólogos de MSF trabajaron en 26 localidades situadas en el área sur de la zona de conflicto. En 2016, estos equipos realizaron un total de 3.052 consultas con pacientes con estrés agudo o crónico; muchos de ellos habían perdido a seres queridos en la guerra o habían tenido que huir de sus hogares al resultar estos dañados o destruidos por los combates. MSF también organizó sesiones en grupo para poner en contacto a personas mayores y que estas pudieran darse apoyo mutuo.
Además, MSF asumió el tratamiento de personas con enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión, ya que por culpa del conflicto muchos pacientes ya no estaban recibiendo su medicación. En 2016, MSF realizó un total de 27.835 consultas ambulatorias.
Entrega de actividades en Bajmut
Los equipos de MSF trabajaron en 40 emplazamientos en la ciudad de Bajmut y sus alrededores, asistiendo a más de 40.000 residentes y 10.000 desplazados. En julio, al mejorar la capacidad de la sanidad local, estos equipos se retiraron de la zona. En otras áreas, MSF donó suministros médicos a los centros de salud, al tiempo que iba traspasando sus actividades a otras organizaciones.
Tuberculosis resistente
MSF siguió atendiendo a los presos con tuberculosis resistente en los centros de detención preventiva de Mariúpol y Bajmut y en cárcel de Dnipro. Además de atención médica, MSF proporcionaba asistencia psicosocial para ayudar a los pacientes a hacer frente al difícil tratamiento de esta enfermedad y cumplirlo.
TESTIMONIO
TAISIYA GREGORIVNA – Tiene 82 años y lleva 46 viviendo en Pavlopil, un pueblo a pocos kilómetros de la llamada ‘línea de contacto’ en el este de Ucrania.
Tras estallar la guerra en 2014, la casa de Taisiya fue bombardeada dos veces y tuvo que irse a un lugar más seguro. Su familia la ayudó a reconstruirla y ha podido regresar. Taisiya tiene una enfermedad cardiaca y hace varios meses que es paciente de MSF, que no solo le ofrece atención médica sino también psicológica, para que pueda hacer frente a lo que ha vivido.
"No puedo recordar exactamente cuándo fueron los bombardeos que dañaron mi casa, pero recuerdo que pasé mucho miedo. Cayeron dos proyectiles en la carretera, justo delante de la puerta principal, y la metralla dañó las paredes y algunas ventanas. La segunda vez fue en invierno. Estaba sola en casa y fuera estaba muy oscuro. Estos dos bombardeos destruyeron el tejado y algunas de las habitaciones y se rompieron todas las ventanas. Llamé a mi hija, que vive en Mariúpol y me fui con ella al día siguiente. Tengo mucha suerte por tener la familia que tengo, por mis cuatro hijos, seis nietos y ocho bisnietos. Son un gran apoyo. Me cuidan mucho y son quienes me han ayudado a recuperar mi hogar. Otros no han tenido la misma suerte”.