Europa no se ha salvado de la COVID-19, ni de las restricciones que ha traído, y de hecho este continente llegó a ser epicentro de la pandemia. En Francia, Bélgica, España o Italia, hubo periodos en los que los hospitales se desbordaron y su personal tuvo que trabajar en turnos de 24 horas. Todo esto ha perjudicado a las personas que padecen afecciones no relacionadas con la COVID-19. En París, muchas personas sin hogar, entre ellas migrantes y solicitantes de asilo, que han tenido que lidiar con las alteraciones o cierres sufridos por sus centros de atención habituales o por las asociaciones sin ánimo de lucro que los ayudaban. En respuesta a esta situación, los equipos de MSF cuentan con clínicas móviles, que atienden a estos colectivos vulnerables, muchos de ellos víctimas invisibles del efecto dominó de la COVID-19.
Clínicas móviles para personas sin hogar
Las clínicas móviles de MSF en París cuentan con un médico, dos enfermeros, un logista y un trabajador social. Ofrecen atención básica, información y tests de COVID-19 a personas sin hogar.
Seco Jallow, migrante, vive en las calles de París y duerme bajo un puente. Acudió en busca de atención médica a una de las clínicas móviles de MSF activadas en la segunda ola de la pandemia.
La doctora Alix Bommelear trabaja en una clínica móvil de MSF en el norte de París. Estos servicios benefician a personas que no reciben cuidados médicos en ningún otro sitio, como es el caso de las personas sin hogar, que en su mayoría son migrantes, refugiadas o solicitantes de asilo.