Desde América Latina a África y desde Asia a Europa, la pandemia de la COVID-19 ha costado millones de vidas. Al mismo tiempo, ha dificultado que muchas personas pudieran acceder a los servicios esenciales de salud. En muchos lugares, el devastador efecto dominó ha dejado a la gente sin cuidados vitales. Los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF), que trabajan en más de 70 países, han luchado denodadamente para responder a las consecuencias directas de la COVID-19 al tiempo que atendían otras urgencias, mientras se enfrentaban a las restricciones de movimiento y a los problemas de suministro de medicamentos esenciales.
Colas en las consultas médicas
Muchas personas esperan en la entrada de urgencias del Hospital Vargas de Caracas. Con todo el personal concentrado en la COVID-19, cada vez más gente se está quedando sin la atención que necesita, por ejemplo para sus enfermedades crónicas o en caso de sufrir una emergencia médica.
Cuando la COVID-19 llegó a Venezuela, el país ya llevaba tiempo sufriendo una crisis económica y humanitaria, que la pandemia ha venido a agravar. El sistema de salud está al borde del colapso y tiene dificultades para atender las necesidades médicas básicas. Ha sido el efecto indirecto de la pandemia: que muchas personas se han quedado sin atención médica.
Alberto Martínez, mototaxista de 35 años, espera la llegada de algún pasajero, en Petare (Caracas). Su hijo de 4 años es asmático; hace poco, el pequeño necesitó atención urgente y Alberto no logró encontrar ningún centro de salud que atendiera a pacientes con afecciones que no fueran COVID-19.