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Esta crisis ha generado el mayor desplazamiento de la historia reciente de Latinoamérica: cerca de 4,5 millones de personas se han marchado de Venezuela. La mayoría de quienes cruzan a Brasil llegan a Roraima, el estado menos desarrollado, lo que supone una carga adicional para sus ya precarios servicios públicos. En 2019, debido a la gran afluencia de personas, la población de Roraima aumentó en un 5%, de lejos el crecimiento más alto del país; este estado ahora alberga a entre 50.000 y 60.000 venezolanos.
Médicos Sin Fronteras regresó a Brasil en 2018 para abordar las necesidades de salud de la comunidad venezolana y de la población local en la capital del estado, Boa Vista. Nuestro trabajo comprende actividades de promoción de la salud y sesiones de salud mental en refugios oficiales, que albergan a unas 6.000 personas. También realizamos actividades de agua y saneamiento, como la distribución de kits de higiene.
Para junio, habíamos ampliado nuestras actividades, para ofrecer atención primaria y prenatal en dos centros de salud públicos de Boa Vista. A finales de año, nuestros equipos habían atendido casi 7.600 consultas externas (entre ellas, 500 de atención prenatal) y beneficiado a más de 18.000 personas con las actividades de promoción de la salud. MSF era también la única organización con asistencia de salud mental a la comunidad venezolana de Roraima; en 2019, más de 3.500 personas asistieron a sesiones individuales o en grupo.
Para finales de año, nuestros equipos también visitaban refugios informales y edificios abandonados, con el fin de llegar a las personas más vulnerables en Roraima.