Cuatro años de guerra civil se han cobrado un precio brutal en Sudán del Sur y han generado una de las peores crisis de desplazamiento del mundo. La población ha sufrido una violencia extrema y se ha visto forzada a huir de su hogar. En la actualidad hay dos millones de desplazados internos en el país, y otros dos millones de personas han buscado refugio en República Democrática del Congo, Etiopía, Sudán y Uganda y viven dispersas en campos a lo largo de las fronteras.
Tras dos guerras brutales que duraron décadas, Sudán del Sur logró la independencia en 2011, pero aún hoy sigue intentando garantizar a su población suficientes infrastructuras y servicios básicos, entre ellos la atención médica. En diciembre de 2013, una división en el seno del partido gobernante (el Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán) desencadenó una guerra que ha desplazado a casi cuatro millones de civiles, un tercio de la población del que es el país más joven de África. La mitad de estas personas viven ahora desplazadas y el resto ha huido del país.
Según la ONU, el fracaso de las conversaciones de paz de julio de 2016 contribuyó a un incremento del número de desplazados: 737.400 personas habían abandonado sus hogares al acabar el año. Las cifras siguieron aumentando a principios de 2017, particularmente en la región de Gran Ecuatoria, que experimentó un éxodo sin precedentes de un millón de personas. Los flujos de salida han sido tan enormes que actualmente Uganda y Etiopía son los países de África subsahariana con más refugiados.
Los desplazados no tienen suficiente agua potable, saneamiento y atención sanitaria y, en consecuencia, están muy expuestos a enfermedades como la malaria, las infecciones respiratorias y de la piel y, en algunas zonas, el cólera. Como sucede con frecuencia, el 85% de los desplazados son mujeres y niños, los grupos más vulnerables. Para hacer frente a esta situación, Médicos Sin Fronteras (MSF) lanzó uno de sus programas médicos más ambiciosos, con 17 intervenciones dentro de Sudán del Sur y siete más en las fronteras. MSF no deja de desarrollar y adaptar sus operaciones para asistir a los desplazados y sus actividades van desde la apertura de hospitales en los campos hasta la entrega de suministros médicos a pie. Lo que sea necesario para llegar y atender a los pacientes, independientemente de lo remoto de su paradero.
Sudán
A finales de 2017, la ONU habría registrado a 772.000 refugiados sursudaneses en Sudán y espera que lleguen otros 200.000 a lo largo de 2018. MSF instaló un hospital de campaña para ofrecer atención secundaria; también gestionaba un hospital (que funciona como hospital de referencia) en el campo de refugiados de Kashafa.
Muchos de los sursudaneses que ahora viven en los campos de refugiados del estado de Nilo Blanco huían de la violencia sexual, la tortura, el asesinato y la destrucción de sus hogares y aldeas.Lulwa Al Kilansi, coordinadora de proyecto
Como refugiada que soy [Lulwa es palestina nacida en Jordania], espero que puedan regresar a casa pronto. Aunque Sudán les haya ofrecido protección, no es donde ellos quieren estar.Lulwa Al Kilansi, coordinadora de proyecto
Uganda
En 2017 llegaron muchos refugiados al norte de Uganda, procedentes sobre todo de la región sursudanesa de Gran Ecuatoria. MSF proporcionó atención primaria y materna y apoyo de salud mental para las víctimas de violencia sexual. Pero la ayuda en este campo en constante crecimiento resulta insuficiente. En abril de 2017, el campo de Bidi Bidi albergaba a 270.000 refugiados, más que cualquier otro lugar del mundo. Aunque la ONU preveía que a Uganda llegaran unos 300.000 refugiados de Sudán del Sur en 2017, para marzo la estimación ya había aumentado a 400.000.
En junio, Jocomina Apelino llegó a Uganda con sus tres hijos buscando comida para alimentarlos. Pero la falta de fondos ha obligado al Programa Mundial de Alimentos a reducir drásticamente las raciones en los campos. Jocomina se enfrenta ahora a la misma escasez que en su hogar. También cuida de su suegra y de su sobrino enfermos. En agosto de 2017, un millón de personas habían llegado a los cuatro campos de refugiados (Bidi Bidi, Imvepi Palorinya y Rhino) de Yumbe; el 85% de ellos eran mujeres y niños. La ONU calculó que 1,3 millones de niños menores de 5 años corrían riesgo de desnutrición aguda a finales de 2017.
Etiopía
Alrededor de Pugnido, en 2017 MSF ofreció atención a los refugiados de Sudán del Sur y a las comunidades locales. MSF intensificó su apoyo al hospital de Gambella, la única instalación en la región con atención médica especializada para 800.000 personas, la mitad de ellas procedentes de Sudán del Sur.
La falta de agua potable es un grave problema para todos los campos de refugiados que rodean Sudán del Sur y contribuye a la propagación de enfermedades como la diarrea acuosa aguda. El hacinamiento también facilita la propagación de la tuberculosis y las infecciones del tracto respiratorio.
Durante la segunda mitad de 2017 hemos visto una gran afluencia, que se aproxima a los 30.000 refugiados, en el campo de Nguneyyiel, después de que otro campo fuera tomado por el Ejército.Anton Breve, coordinador general adjunto
República Democrática del Congo
A Karagba y Olendere, pueblos de la provincia congoleña de Ituri cercanos a la frontera con Sudán del Sur, llegaron refugiados procedentes de este país y retornados congoleños. MSF puso en marcha clínicas móviles para proporcionar atención básica, salud mental y salud sexual y reproductiva. MSF también colaboró con el hospital regional.