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En el este de Ucrania, MSF amplió su programa de clínicas móviles y trabajó en un total de 28 localizaciones. Estos equipos ofrecieron atención primaria y apoyo psicológico a las personas que viven en la zona de conflicto o en sus inmediaciones, así como a los desplazados internos. La mayoría de los pacientes son enfermos crónicos que tienen más de 50 años.
Además, MSF impartió formaciones sobre apoyo psicológico, para ayudar a los trabajadores sanitarios y los docentes que viven y trabajan en la zona de conflicto.
Hepatitis C
MSF puso en marcha un programa para pacientes con hepatitis C en la región de Mykolaiv y ofreció tratamiento con dos eficaces antivirales de acción directa, el daclatasvir y el sofosbuvir, además de pruebas de diagnóstico, apoyo al paciente y servicios de educación y asesoramiento. Algunos pacientes presentan infecciones concomitantes con VIH o siguen tratamientos sustitutivos de la dependencia a opiáceos, mientras que otros son profesionales sanitarios que se infectaron con el virus.
Traspaso del programa de TB-DR en cárceles
A finales de noviembre, MSF traspasó a las autoridades su programa de atención a pacientes con tuberculosis resistente que venía desarrollando en cárceles de las provincias de Dnipró y Donetsk. Con el fin de garantizar la continuidad de la atención, se estableció un plan individualizado para cada paciente, en el que se incluye la medicación que cada uno deberá seguir hasta finalizar su tratamiento. MSF también trabajó para abrir un nuevo programa en Zhytómyr, destinado a tratar la TB-DR en la población general.
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5.7 M
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1999
1999
Historia de una paciente
Bajtilie Ajmadulova tiene 73 años y vive en Granitne, un pueblo situado en primera línea del frente del este. Sus hijos y las familias de estos tuvieron que dejar sus casas, después de que fueran dañadas en los bombardeos y se hundieran los tejados.
Con la ayuda de organizaciones de la sociedad civil, están reconstruyendo lentamente sus casas, pero Bajtilie aún duerme vestida con ropa de calle, por temor a que las bombas los obliguen a refugiarse en su oscuro y estrecho sótano.
Después de un intenso bombardeo en 2015, Bajtilie comenzó a perder la voz y ahora apenas susurra. No entiende por qué ha sucedido esto. También tiene hipertensión y, para evitar que su salud se deteriore, recibe asesoramiento médico gratuito y medicamentos del personal médico y de enfermería de una de las clínicas móviles de MSF, que visita el pueblo dos veces por semana.