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Por ejemplo, la tasa de mortalidad en el embarazo y el parto es la peor de Latinoamérica. La situación es especialmente grave en el departamento de La Paz y concretamente la tasa más alta del país se da en el municipio de El Alto, contiguo a la capital. Este municipio también tiene la población adolescente más grande y, de acuerdo con las encuestas nacionales, casi un tercio de las mujeres de 19 años ya son madres.
En 2019, Médicos Sin Fronteras inició un pequeño programa de salud sexual y reproductiva en El Alto, centrado en la población indígena, en la que los embarazos adolescentes y las muertes maternas se producen con más frecuencia. En septiembre, inauguramos una maternidad en el centro de atención primaria Franz Tamayo y, para finales de año, habíamos atendido 54 partos y organizado 68 derivaciones en ambulancia.
La apertura de una segunda maternidad, en el barrio San Roque de El Alto, que estaba programada para mediados de noviembre, se postergó un mes debido a los disturbios políticos. En su primer mes de actividad, el equipo en San Roque asistió 27 partos.
Trabajamos en estrecha colaboración con el Ministerio de Salud en ambos centros, con el objetivo principal de reducir las muertes durante el embarazo y el parto, y mejorar el acceso a partos seguros con servicios de alta calidad y adaptados a la cultura local.
En el momento más álgido del conflicto, continuamos con nuestras actividades de salud sexual y reproductiva en El Alto y ofrecimos servicios de salud mental en un centro de salud en La Paz. Estuvimos en contacto con varios hospitales ante la posibilidad de que necesitaran algún apoyo específico, como suministros médicos, que proporcionamos al hospital de Senkata.