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MSF en Malasia en 2019 Médicos Sin Fronteras brinda atención médica a los rohingyas y a otras comunidades de migrantes indocumentados desde 2015.
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Durante décadas, la comunidad rohingya se ha refugiado en Malasia para escapar de la discriminación en Rakáin, en Myanmar. Si bien el entorno urbano de Malasia ofrece cierto anonimato, hay pocas redes de seguridad para personas refugiadas y solicitantes de asilo. Malasia no ha firmado la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, lo que significa que estas personas son penalizadas por las leyes nacionales. Además, no tienen acceso directo a los servicios del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

La falta de estatus legal genera un estrés permanente: el temor constante al arresto e incluso la deportación los obliga a esconderse. La mayoría rehúsan salir a lugares públicos, y lo que, entre otras consecuencias, hace que busquen atención médica demasiado tarde cuando la necesitan, incluso si tienen que ir a urgencias, ya que temen que los hospitales los denuncien a los agentes de migración. Como tampoco pueden tener permiso de trabajo, a menudo desaparecen en el mercado negro urbano, donde son vulnerables a la explotación, a la servidumbre por deudas o a los accidentes laborales.

Para cubrir este vacío, MSF proporciona atención médica, sensibilización en salud mental, asesoramiento y apoyo psicosocial, mediante clínicas móviles comunitarias y una clínica fija en Penang. En 2019, nuestros equipos atendieron 8.740 consultas en la clínica fija y las clínicas móviles dirigidas en colaboración con la ONG ACTS.

Además, nuestros equipos ofrecieron casi 490 consultas de atención médica básica, asesoramiento y apoyo psicosocial en cinco centros públicos de acogida de supervivientes del tráfico de personas. Estos centros se encuentran en Kuala Lumpur, Negeri Sembilan y Johor Bahru. Tras más de 18 meses de trabajo en los refugios, finalizamos estas actividades a finales de 2019. 

En colaboración con MERCY Malaysia y SUKA Society, proporcionamos atención médica en los centros de detención de migrantes en Belantik y Juru, respectivamente. Durante 2019, los equipos de MSF dirigieron clínicas móviles mensuales y trabajaron para mejorar los sistemas de agua y saneamiento en los centros, donde están retenidos muchos refugiados y migrantes sin papeles. En total, se ofrecieron casi 190 sesiones de sensibilización en salud mental y 120 de asesoramiento, y se llegó a más de 3.000 personas gracias a la educación psicosocial.

En 2019, continuamos abogando por el acceso directo y sin restricciones a ACNUR de los solicitantes de asilo procedentes de Myanmar, como parte de una estrategia proactiva para acabar con las barreras a la atención médica. Este colectivo, en su mayoría apátridas rohingyas, representa casi el 90% de los solicitantes de asilo en Malasia. Aún tienen prohibido solicitar asilo directamente a ACNUR. MSF es una de las pocas ONG que pueden derivar las solicitudes a ACNUR sobre la base de un conjunto de criterios adicionales de vulnerabilidad. En 2019, hicimos casi 470 derivaciones de este tipo.

También trabajamos junto a otras organizaciones, incluidas ACNUR y MERCY Malaysia, y a los Ministerios de Salud y de Interior de Malasia, para lograr mejoras a largo plazo en el acceso de los refugiados a la atención médica. Esto incluye defender medidas para proteger del control migratorio a las personas que buscan atención médica en la sanidad pública, así como el establecimiento de un seguro médico sostenible para este colectivo. También capacitamos al personal del sistema público de salud para que conozca las necesidades y vulnerabilidades de las personas indocumentadas.

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