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A lo largo del año, MSF brindó atención médica y de salud mental a víctimas de episodios traumáticos vividos durante los conflictos armados o mientras estaban detenidas. Ofrecimos salud mental tanto a las víctimas de la violencia como a sus familiares; la mayoría de estas personas sufrían depresión, ansiedad y estrés postraumático. Además de garantizar servicios médicos básicos, MSF facilitó atención especializada, como fisioterapia y neurología, y atención a víctimas de violencia sexual. Nuestros equipos reforzaron sus actividades en la capital, Managua, y en Masaya, Jinotepe, León, Estelí, Jinotega y Matagalpa.
Hasta septiembre, también atendimos a pacientes nicaragüenses que habían salido del país para pedir asilo en Costa Rica. De acuerdo el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Costa Rica ha recibido a más de 68.000 de los 82.000 nicaragüenses que han huido de su país desde abril de 2018. Nuestros equipos en Costa Rica ofrecieron atención médica y psicológica y organizaron derivaciones a servicios especializados.
En ambos países, MSF proporcionó capacitación en atención de salud mental básica, primeros auxilios psicológicos y autoayuda a responsables, grupos y educadores de la comunidad, para que sean capaces de dar apoyo psicológico a otras personas en situaciones de crisis. Mediante la colaboración con otros grupos y organizaciones, pudimos ampliar estas actividades; al final del año, las traspasamos a estas organizaciones y les derivamos a los pacientes.