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Las protestas condujeron al derrocamiento del presidente Omar al Bashir en abril, después de casi 30 años de gobierno, y allanaron el camino para la transición política acordada entre representantes civiles y militares.
Las necesidades siguieron siendo grandes a lo largo del año, ya que había casi dos millones de personas desplazadas dentro del país y una enorme cifra de personas refugiadas, en su mayor parte sursudaneses que llevan años varados en el país tras huir de la guerra civil. Estas poblaciones vivían en condiciones muy precarias. Además, el sistema de salud sigue siendo muy débil.
Médicos Sin Fronteras reformó algunos proyectos ya existentes, realizó evaluaciones para lanzar nuevas operaciones en distintas áreas del país y llevó a cabo intervenciones de emergencia frecuentes.
Durante los meses de las protestas organizadas en Jartum, atendimos a personas con afecciones como deshidratación. Cuando se produjeron los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden, dimos atención médica y derivamos a los hospitales a quienes lo necesitaron.
MSF fue la única organización internacional que apoyó directamente a las víctimas de la violencia durante las protestas: estuvimos trabajando en las urgencias del hospital más importante de Jartum, el Hospital Universitario de Omdurman. Esta intervención de emergencia se convirtió en proyecto regular a finales de 2019.
También intervinimos para ayudar a las personas afectadas por las inundaciones en los estados de Jartum y Nilo Blanco, y para combatir brotes de enfermedades como la malaria (en el estado de Darfur Norte) y el cólera (en los estados de Nilo Azul, Sennar y Jartum).
En Tawila (Darfur Norte), traspasamos al Ministerio de Salud y a otras organizaciones algunas de las actividades que iniciamos en 2007 para asistir a comunidades aisladas y a personas afectadas por el conflicto crónico y el desplazamiento.
En Darfur Este, continuamos dirigiendo nuestro centro sanitario en Kario, un campo que alberga a alrededor de 28.000 personas refugiadas procedentes del vecino Sudán del Sur. Nuestros equipos ofrecieron atención primaria y secundaria, por ejemplo servicios de maternidad y apoyo nutricional para niños. Los habitantes de la región, aunque no sean refugiados, también pueden acudir a estos servicios.
Los refugiados sursudaneses también han sido el enfoque principal de nuestras operaciones en el estado de Nilo Blanco en los últimos cinco años. A finales de 2019, aún vivían allí unas 248.000 personas, principalmente asentadas en campos. En diciembre, inauguramos un hospital de 85 camas en el campo de Kashafa, para mejorar los servicios existentes, y traspasamos un centro de salud más pequeño en el campo de Khor Wharal. El nuevo centro atiende afecciones complicadas, como la desnutrición infantil severa o enfermedades infecciosas graves (como el VIH y la tuberculosis).
En Al Gedaref, mantuvimos nuestro programa de diagnóstico y tratamiento del kala azar (leishmaniasis visceral) y otras enfermedades tropicales desatendidas en el hospital de Tabarak Allah. En 2019, supervisamos y capacitamos al personal local de salud y al del Ministerio de Salud, y organizamos campañas de promoción de la salud. Uno de nuestros equipos contribuyó a la investigación científica participando en un ensayo clínico aleatorio y multicéntrico de fase II.
En Kordofán Sur, en zonas controladas por el Gobierno y varios grupos armados, MSF siguió centrándose en la salud sexual y reproductiva y garantizando a mujeres y recién nacidos atención gratuita de calidad y derivaciones a especialistas. Con base en Dilling, el apoyo se extiende a otras localidades, como Dalami y Habila.