197,600
197,6
38,500
38,5
11,100
11,1
3,780
3,78
Aunque la intensidad del conflicto disminuyó a finales de 2017 y muchas personas regresaron a sus lugares de origen en 2018, aún hay limitaciones importantes para el retorno. A muchas familias desplazadas les falta la documentación necesaria, sus propiedades y medios de sustento están dañados o destruidos, y algunas zonas siguen siendo peligrosas. El contexto aún es impredecible, debido a las disputas políticas constantes, los conflictos tribales y la actividad de los grupos armados.
En 2018, MSF continuó ofreciendo amplios servicios médicos: atención médica básica, urgencias, tratamiento de enfermedades no transmisibles (ENT), maternidad, pediatría, cirugía y salud mental para desplazados, retornados y las comunidades más afectadas por la violencia. También rehabilitamos y equipamos hospitales y clínicas en algunas de las regiones más golpeadas, para ayudar a que el sistema de salud se recupere.
Gobernación de Anbar
Durante el primer semestre, brindamos atención primaria, tratamiento de ENT y salud mental (incluyendo atención psiquiátrica) en dos campos de desplazados; después, dado que la población de los asentamientos se iba reduciendo, traspasamos estas actividades a otras organizaciones que estaban empezando a ofrecer atención médica.
En abril, abrimos una clínica ambulatoria en el Hospital Universitario de Ramadi para atender a pacientes con trastornos de salud mental moderados y graves.
Gobernación de Bagdad
En 2018, nuestros equipos en el Centro de Rehabilitación Médica de Bagdad dieron rehabilitación posoperatoria a 261 pacientes con heridas graves; estos servicios incluyeron fisioterapia, manejo del dolor y salud mental.
También completamos la rehabilitación del servicio de urgencias del Hospital Imam Ali, en Ciudad Sadr: instalamos equipamiento de alta calidad y establecimos un nuevo sistema de triaje de pacientes. Suministramos 60.000 comprimidos de medicamentos de primera línea al Programa Nacional de Tuberculosis (TB) de Irak, y donamos una máquina de diagnóstico GeneXpert a la clínica especializada de Rusafa para mejorar la detección de la TB resistente a los medicamentos.
Gobernación de Diala
Los equipos de MSF ofrecieron tratamiento para ENT, salud mental y salud sexual y reproductiva en los centros de atención primaria de Jalaula y Sadiya, para las familias que regresaban a la zona, así como en los campos de desplazados en Janaqin. También dirigimos sesiones de promoción de salud sobre enfermedades crónicas y endémicas, salud sexual y reproductiva y primeros auxilios psicológicos.
Gobernación de Erbil
Brindamos atención psicológica, psiquiátrica y psicosocial en cuatro campos diferentes en el área de Erbil, así como a personas desplazadas y comunidades de acogida en Kalak. En octubre, redujimos nuestras actividades ya que mucha gente estaba marchándose de los asentamientos, y nos concentramos en casos de salud mental de moderados a graves y en el tratamiento de las ENT.
Gobernación de Kirkuk
Al tiempo que las personas desplazadas seguían regresando a Hauija (una de las zonas más afectadas por el conflicto), nuestros equipos atendieron alrededor de 14.500 consultas externas; además, ofrecieron tratamiento para ENT y promoción de salud en Al Abassi y Hauija ciudad. También brindamos atención de salud mental en Al Abassi y rehabilitamos las estaciones depuradoras de agua en Al Shazera y Al Abassi, con el fin de prevenir brotes de enfermedades transmitidas por el agua.
Continuamos dirigiendo la atención médica y de salud mental en el campo de Daquq hasta que cerró en septiembre, y ofrecimos apoyo técnico y capacitación en la sala de emergencias, el laboratorio y la maternidad del Hospital de Hauija, así como en la prevención y control de infecciones.
Gobernación de Nínive
Varios barrios de Mosul aún siguen llenos de escombros y miles de personas luchan por acceder a servicios básicos como la atención médica, el agua y la electricidad. Por eso, en 2018 ampliamos nuestras actividades en el este y el oeste de Mosul.
En Nablus, en el oeste, dirigimos una unidad integral de maternidad con capacidad quirúrgica para cesáreas, atención pediátrica (también para recién nacidos), servicios de estabilización y derivaciones para emergencias y servicios de salud mental. Nuestros equipos asistieron más de 5.300 partos, realizaron 1.120 cesáreas y atendieron a 34.500 pacientes en urgencias.
En abril, abrimos un centro integral de atención posoperatoria en el este de Mosul para pacientes con lesiones causadas por la violencia o por accidentes. El centro cuenta con un quirófano móvil, una sala de 20 camas, 11 salas de recuperación, un departamento de salud mental y una unidad de rehabilitación.
En julio, lanzamos un programa con el objetivo específico para que la población disponga de más salud mental y ayuda psicosocial. Nuestros equipos trabajan en tres centros de salud, donde brindan asesoramiento, primeros auxilios psicosociales, apoyo psicosocial y derivaciones a atención psiquiátrica.
Al final del año, también finalizamos la rehabilitación de las urgencias del Hospital Al Salam; este servicio cuenta ahora con dos pabellones, una sala de traumatología, una farmacia, dos salas de consultas y un área de triaje.
En el sur de Mosul, atendemos urgencias y damos cuidados intensivos, tratamiento de quemaduras y salud mental, tanto para la población de la zona como para los desplazados del subdistrito de Qayara y las zonas aledañas. Nuestro hospital de 62 camas tiene servicios de pediatría y nutrición terapéutica con hospitalización. A medida que las necesidades de atención médica de desplazados y retornados aumentaban, ampliamos nuestras actividades de atención neonatal y para pacientes quemados, e instalamos un segundo quirófano. En 2018, nuestros equipos realizaron más de 18.000 consultas en la sala de emergencias y casi 2.500 cirugías.
A comienzos de 2018, también comenzamos a brindar atención primaria en el campo de la pista de aterrizaje de Qayara; ofrecimos tratamiento ambulatorio de la desnutrición, salud mental, salud sexual y reproductiva y derivaciones. En julio, agregamos una sala de urgencias abierta las 24 horas del día.
En agosto, finalizamos la rehabilitación del hospital de Sinuni, en el distrito de Sinjar, donde las actividades médicas estaban considerablemente limitadas durante el conflicto. Este volvió a abrir con una sala de urgencias totalmente equipada, una maternidad, una sala de pediatría y servicios de salud mental.
También continuamos brindando atención de emergencia de maternidad y neonatología, atención básica de pediatría, estabilización de urgencias y salud mental en el centro de salud de Tal Maraq, en el subdistrito de Zumar.
Gobernación de Saladino
Durante el primer semestre, atendimos consultas externas y de salud mental para personas retornadas y desplazadas a través de nuestras clínicas móviles en Tikrit y dirigimos un centro de atención primaria de salud en el campo de Al Alam. Al reducirse la población y llegar otras organizaciones de ayuda, en junio traspasamos estas actividades al Ministerio de Salud.
Respuesta a emergencias
Tras registrarse varios casos de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en diferentes regiones del país, rápidamente movilizamos a un equipo para brindar apoyo en los hospitales. En julio, capacitamos a 228 profesionales de la salud y técnicos de la limpieza en cinco hospitales públicos en las gobernaciones de Diwaniya, Najaf, Babilonia y Bagdad.
En julio, también colaboramos con el Ministerio de Salud para vacunar a más de 111.000 niños de entre 6 meses y 15 años de edad en respuesta a un brote de sarampión en Nínive.
La historia de Rasmiya
Rasmiya perdió a cuatro de sus hijos cuando su casa en Faluya fue bombardeada en 2004, después de la invasión americana. Otro de sus hijos lleva encarcelado desde 2006, acusado de colaboración con un grupo armado.
“Hui de Faluya con mi hijo Mohamed el 8 de enero de 2014. Nos fuimos a Bagdad”. Durante un tiempo, a pesar de los bombardeos, su marido se negó a irse de casa, pero en 2015 Rasmiya consiguió convencerlo. “Estaba irreconocible de lo delgado que estaba. Y al cabo de dos meses en Bagdad, murió. No teníamos dinero y no pudimos conseguir atención médica”.
En octubre de 2016, a Rasmiya no le quedó más opción que marcharse al campo de desplazados de Amriyat al Faluya. “Mi hijo Mohamed se vino conmigo y tuvo la suerte de encontrar un trabajo en una fábrica. Pero hace treses meses, vinieron en coche unos hombres armados, se lo llevaron y no he vuelto a saber de él”.
Rasmiya tiene cuatro hijas y un hijo más, que viven en Bagdad. “Me gustaría volar hasta allí para verlos. Los controles de carretera que rodean el campo me impiden salir”.