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La falta de seguridad y la violencia en la región del Extremo Norte y en la vecina Nigeria siguieron empujando hacia el sur a miles de cameruneses y refugiados nigerianos. En paralelo, las tensiones sociopolíticas en las regiones angloparlantes Noroeste y Suroeste se intensificaron hasta degenerar en un conflicto armado, que, para finales de 2018, había desplazado a más de 435.000 personas. En su mayoría, huyeron al campo, donde no había refugio, comida, agua ni servicios básicos de salud.
Noroeste y Suroeste: asistencia de emergencia
En junio, MSF envió clínicas móviles temporales a la aldea de Kumba, en la región Suroeste, para ofrecer consultas de atención primaria a las personas desplazadas. Nuestros equipos realizaron 366 consultas ambulatorias solo en la primera semana, en las que atendieron sobre todo casos de malaria, infecciones de las vías respiratorias y diarrea.
Después, ampliamos nuestras actividades a Buea, también en Suroeste, y a Bamenda, en Noroeste; en ambos casos, se trata de áreas remotas con grandes bolsas de población afectadas por los enfrentamientos. Trabajamos en siete centros en las dos regiones, donde nos centramos en las urgencias médicas, en las mujeres embarazadas y en los niños menores de 5 años. También desarrollamos planes de atención a víctimas en masa y capacitamos al personal de estos ambulatorios para implementarlos. Creamos servicios de derivación mediante ambulancias, colaboramos con los trabajadores de la salud de la comunidad, donamos suministros médicos y brindamos apoyo psicosocial.
Extremo Norte: desplazamiento
Nuestros equipos siguieron ofreciendo atención médica, cirugía y apoyo psicológico a los desplazados cameruneses, a los refugiados nigerianos y a las comunidades de acogida.
En 2018, en Maroua, realizamos 3.250 cirugías mayores y 1.500 consultas psicológicas individuales; en Mora, acercamos nuestras actividades a la frontera con Nigeria, incluyendo suministro de agua potable al campo de desplazados de Kolofata y atención primaria en Amchidé.
Si bien hubo una tregua en la zona fronteriza durante la mayor parte de 2018, a finales de año se agravaron de nuevo los ataques y enfrentamientos y eso incremento el riesgo de desplazamientos de personas.
En Kousséri, en la frontera con Chad, pudimos traspasar nuestras actividades al Ministerio de Salud, al haber mejorado la seguridad y, con ello, la capacidad de la sanidad local y la presencia de otras ONG. Entre 2015 y octubre de 2018, dimos atención nutricional y pediátrica en el hospital y asumimos las consultas externas de tres centros de salud.
Brote de cólera
Entre finales de junio y finales de noviembre, un brote de cólera se saldó con 995 posibles contagios y 58 fallecidos en el norte del país. Ayudamos al Ministerio de Salud a responder al brote: donamos medicamentos y equipos logísticos, construimos un centro de tratamiento del cólera en Fotokol y ayudamos a rehabilitar los centros ya existentes en Djoungolo (distrito de Yaundé) y dentro del Hospital Regional de Garoua. También ofrecimos capacitación sobre higiene y saneamiento al personal del Ministerio y organizamos actividades de promoción de la salud en las comunidades. Finalmente, colaboramos en la vacunación de casi 105.000 personas en el distrito de salud de Makary para evitar que el brote se propagara hacia el norte.