569,300
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9,07
Los civiles, las zonas donde estos viven y sus infraestructuras básicas, incluyendo los hospitales y ambulatorios, volvieron a ser blanco de ataques directos en 2018. Miles de personas murieron o resultaron heridas y muchas más tuvieron que abandonar sus hogares. Médicos Sin Fronteras continuó trabajando en el país, pero nuestras actividades se vieron gravemente limitadas por la falta de seguridad y las restricciones de acceso.
Nuestros equipos realizan evaluaciones independientes para determinar cuáles son las necesidades médicas y qué tipo de asistencia podemos ofrecer. En las zonas de Siria donde se pudo negociar tal acceso, gestionamos o dimos apoyo a hospitales y centros de salud, y brindamos atención médica en campos de desplazados.
En las áreas donde no fue posible nuestra presencia directa, mantuvimos nuestros programas de apoyo a distancia: donaciones de medicamentos, equipos médicos y artículos de socorro, capacitación a distancia del personal médico, asesoramiento médico técnico; y ayuda económica para cubrir los costes de funcionamiento de los hospitales.
Noroeste de Siria
Miles de personas desplazadas por los conflictos en las áreas de Damasco, Homs y Daraa se asentaron en las gobernaciones del norte de Idlib y Alepo en 2018. Mediante clínicas móviles, los equipos de MSF proporcionaron atención materna, atención primaria y tratamiento de enfermedades no transmisibles (ENT), distribuyeron artículos de socorro y mejoraron los sistemas de agua y saneamiento. También organizamos campañas masivas de vacunación en los campos y zonas aledañas, y colaboramos con los programas de vacunación de los centros de salud.
Brindamos apoyo en atención primaria y secundaria en varios hospitales y clínicas de la áreas de Idlib y Alepo, en los servicios de consultas ambulatorias, hospitalización, urgencias, cuidados intensivos, cirugía, bancos de sangre, paritorios y tratamiento de ENT y talasemia, todo ello en coordinación con las autoridades locales.
En Kobane (Ain al Arab), en el noreste de la gobernación de Alepo, continuamos trabajando con las autoridades sanitarias para reabrir los centros de salud, en los que ofrecimos consultas externas, vacunaciones, apoyo psicológico y salud materna.
Mientras tanto, en Atima (Idlib), continuamos trabajando en la unidad de quemados, que ofrece cirugía, injertos de piel, curas, fisioterapia y apoyo psicológico. En 2018, se realizaron una media de 150 procedimientos al mes, y los casos graves o complejos se derivaban a Turquía en ambulancia. Cuando los campos de Atima fueron afectados por fuertes crecidas en diciembre, distribuimos tiendas de campaña, mantas y otros artículos de socorro a los más perjudicados.
Debido a los cambios en la situación y en las necesidades, traspasamos a las autoridades sanitarias algunos proyectos del noroeste, mientras que otros se siguieron gestionando a distancia. En el norte de Idlib, sin embargo, pudimos formar asociaciones de gestión compartida con tres hospitales de referencia; esto implicó crear estrategias y protocolos médicos con los directores de los hospitales, apoyar todos sus servicios, donar medicamentos y otros suministros médicos, y cubrir los costes de funcionamiento, incluidos los salarios del personal. MSF también brindó apoyo con medicamentos vitales y el seguimiento de casi 100 pacientes de Idlib que habían recibido trasplantes de riñón.
Noreste de Siria
Los conflictos continuaron en varias áreas de la gobernación de Deir ez Zor y causaron más desplazamientos y víctimas civiles, con muchos heridos de guerra que llegaban a los centros de MSF en todo el noreste de Siria.
En otras partes de la gobernación, así como en Hasaka y Raqa, la situación estaba relativamente en calma y las personas que habían sido desplazadas anteriormente por los intensos conflictos y las ofensivas en Raqa y Deir ez Zor comenzaron a regresar a sus hogares, a aldeas y ciudades donde la infraestructura sanitaria estaba en gran medida destruida y que estaban sembradas de minas terrestres y artefactos sin detonar. En 2018, nuestros equipos en Hasaka y Raqa atendieron a cientos de pacientes heridos por minas terrestres, trampas explosivas y otros artefactos.
Ayudamos a rehabilitar centros de salud en las gobernaciones de Hasaka, Raqa y Deir ez Zor, y apoyamos una amplia gama de servicios, como cirugía, fisioterapia, salud mental, salud materna y reproductiva, pediatría, vacunaciones, bancos de sangre y tratamiento de ENT, en coordinación con las autoridades sanitarias locales.
En Raqa y Tabqa, brindamos servicios de atención primaria y salud mental, además de dirigir un programa de tratamiento de la leishmaniasis, y en octubre traspasamos nuestra clínica de Tabqa al Consejo de Salud local. También dirigimos un programa especializado en talasemia en el hospital de Tal Abyad, en el que realizamos 2.606 transfusiones de sangre y dimos tratamiento de quelación a 226 pacientes.
En los campos de desplazados, nuestros equipos ofrecieron salud mental y salud materna, realizaron vacunaciones, distribuyeron colchones, mantas y kits de higiene, y establecieron servicios de agua y saneamiento. En el campo de Ain Issa, también dirigimos un servicio de cura de heridas, tratamos la desnutrición y las ENT, y proporcionamos salud mental y derivaciones hospitalarias.
En 2018, MSF fue una de las pocas organizaciones que brindaron asistencia médica dentro de la ciudad de Raqa: gestionamos una unidad de atención primaria y un punto de estabilización. Además, comenzamos a rehabilitar partes del hospital nacional, colaboramos con los servicios de pediatría, maternidad y cirugía del hospital de Tal Abyad (en el norte) y apoyamos o nos encargamos de campañas de vacunación en toda la gobernación.
Damasco y centro de Siria
Mientras la batalla de Guta Este se intensificaba, nosotros nos esforzábamos por asistir a las comunidades que llevaban más de cinco años bajo asedio.
Durante las primeras dos semanas de la ofensiva, entre el 18 de febrero y el 3 de marzo, los centros médicos y hospitales provisionales a los que MSF brindaba apoyo desde los países vecinos informaron de 4.829 heridos y 1.005 muertos. La afluencia de víctimas continuó, pero la situación se volvió demasiado caótica como para recopilar datos fiables.
Al comienzo de la batalla, brindábamos apoyo en 20 centros médicos, en algunos de forma casi total y en otros como organización colaboradora a la par que otras ONG. Hacia el final de la ofensiva, todos salvo uno de estos centros habían sido destruidos o abandonados, y nuestras actividades en la zona llegaron a su fin.
Al norte de la ciudad de Homs, ofrecimos apoyo a distancia a ocho centros de salud y hospitales rurales hasta mayo, cuando las partes beligerantes llegaron a un acuerdo y el Gobierno sirio tomó el control administrativo y militar de la zona; en este punto, las redes médicas a las que habíamos estado ayudando dejaron de existir.
Gobernaciones de Daraa y Quneitra
En junio, cuando el control de Daraa y Quneitra cambió de manos, tuvimos que finalizar nuestro apoyo a ocho centros de salud, en los que habíamos estado ofreciendo asistencia médica, técnica y logística para mejorar la atención a desplazados y comunidades locales. A finales de 2017, creamos un teléfono de ayuda de salud mental y gestionamos un servicio de telemedicina durante el primer semestre de 2018.